viernes, 4 de mayo de 2012

LA JUVENTUD: LUCES Y SOMBRAS.


LA JUVENTUD: LUCES Y SOMBRAS
Los jóvenes son como las plantas: por los primeros frutos se ve lo que podemos esperar para el porvenir”, según afirmó Sócrates, filósofo griego preocupado siempre en educar a la juventud. Este pensamiento es actual y verdadero, aun siendo formula- do hace veinticuatro siglos.
La forma de comportamos en el presente repercute de manera directa en nuestro futuro, al igual que en la construcción de una casa, los mate- riales que utilicemos como cimientos serán primordiales a la hora de que ésta sea considerada como una buena construcción, una que perdure en el tiempo. Desde mi punto de vista, la juventud es un periodo de ilusiones, diversión, esperanza... pero también de inquietudes. Un periodo de luces y sombras que van configurando los cimientos sobre los que se levantará nuestra identidad del mañana. ¿Estamos escogiendo los materiales adecuados?
La juventud es una de las etapas más importantes en la vida del hombre pues, durante este periodo, se nos traza el camino a seguir en nuestra vida, un camino en el que encontraremos obstáculos que nos dificultan nuestro viaje, que nos harán tropezar e incluso caer, la clave, a pesar de todo: saber levantarse. En la juventud nos preparamos precisamente para eso: para salir adelante; afrontar con decisión el sendero que se nos presenta, la dimensión problemática de la vida e intentar llegar a ser felices pero, ¿real- mente nos estamos preparando?
A lo largo de la Historia el papel desempeñado por la juventud ha sido diferente. Si preguntamos a nuestros padres, abuelos veremos que cada generación se ha comportado de distinto modo debido a las circunstancias de la época, las mentalidades e incluso, por qué no, al progreso. Pero, realmente ¿ha progresado la juventud de hoy en día? ¿Tenemos más libertad o habría que hablar de libertinaje? ¿Más posibilidades o menos capacidad de decisión? ¿Más diversión o menos responsabilidad? ¿Qué es lo que realmente nos llena a los jóvenes?
A menudo me pregunto si realmente somos felices o tan solo buscamos la máscara de la diversión, del disfrutar… del convertimos en el famoso hombre-masa de Ortega y Gasset que ha perdido la creatividad, la personalidad, el interés por la cultura y que sólo se conforma con la felicidad superficial que dura sólo unos instantes.
No me canso de leer en la prensa, de escuchar en los medios de comunicación: “joven perdió la vida en una de las discotecas céntricas de la localidad por sobredosis”, “heridos graves en una pelea de bandas juveniles”, “aumentan el número de embarazos de menores”, “se incrementa el número de ingresos de jóvenes en hospitales en estado de coma etílico”... ¿Esta es la verdadera felicidad que buscamos? Es un hecho que las actividades y los comportamientos de los jóvenes interesan y preocupan a la sociedad en general, esto se deduce de la gran cantidad de estudios que se han llevado a cabo sobre esta materia.
Ejemplos actuales de lo anterior son los estudios realizados por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (F AD) Y el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que fueron debatidos el pasado 22 de noviembre de 2005 en el Congreso Ser adolescente, hoy, los cuales rebelan datos impactantes relacionados con las conductas de riesgo que son cada vez más frecuentes entre los jóvenes de hoy en día. De este modo, este congreso, que acogió a más de ochocientos expertos en Madrid, in- tentó reclamar así una mayor implicación de la sociedad.
En mi opinión, esta idea es funda- mental, puesto que la educación es la mejor vía para llegar a la solución y a la raíz de dichos problemas y ésta debe ser una labor en la que todos contribuyamos. Sólo así conseguiremos evitar datos como, por ejemplo, que un 80% de los jóvenes escolares tome en ocasiones bebidas alcohólicas o que el consumo de drogas cada vez sea mayor en edades más tempranas (casi un 10% de los menores ha consumido en alguna ocasión cocaína y más de un 40% ha probado el cannabis). Datos que deben ser motivo de estudio y de preocupación no sólo, para los profesionales sino para todos. ¿Esta es la juventud que queremos, la sociedad del mañana?
Uno de los factores más decisivos en nuestro crecimiento es el entorno. De esta manera una planta crecerá fuerte y saludable en el terreno adecuado, mientras que en un terreno hostil y pedregoso no será capaz de subsistir. La amistad y el amor ocupan los lugares más destacados y prioritarios en nuestra vida.
Debemos ser críticos a la hora de decidir quién estará a nuestro lado, quién nos acompañará en el camino de la vida. Especialmente, en la juventud recibimos constantes influencias de nuestros amigos y compañeros que nos motivan a realizar determinadas actividades, que nos acompañan y en los que depositamos plenamente nuestra confianza.
Otro de los temas destacados en la juventud, referentes a nuestro entorno, son las relaciones afectivas tanto en lo relativo a la familia como a lo primeros amores. Ambas cuestiones son aspectos que adquieren importante relevancia para nosotros, de forma que influyen decisiva- mente en nuestro estado de ánimo y se reflejan plenamente en nuestro comportamiento emocional. La idea de la familia como valor prioritario refuerza la tendencia gene- racional de considerarla como preferente en nuestro desarrollo.
Algunas estadísticas demuestran nuestros principales rasgos, preocupaciones al mirar hacia el futuro, relaci9nes con otros grupos sociales. .. Este es el caso del sondeo de opinión realizado por el Instituto Nacional de la Juventud (INJU- VE), que se llevó a cabo durante el año 2005 a través de encuestas.
Este estudio ha revelado, por ejemplo, las principales inquietudes sociales y personales en esta etapa de nuestra vida y de cara al futuro. En los primeros lugares se encuentran el paro (400/0) y el terrorismo (30%), seguidos de la vivienda, las drogas y, aun- que en menor medida, también señalan la inseguridad y la delincuencia, los problemas económicos, la inmigración y los problemas sociales.
La importancia concedida a problemas económicos tales como la vivienda se debe a la situación actual de los jóvenes, pues poseemos mayor libertad pero me- nos autonomía económica, si comparamos este hecho con generaciones pasa- das como la de nuestros padres.
Respecto a esto, los encuestados también han señalado las diferencias frente a su generación paterna. Nos consideramos más tolerantes, solidarios y contestatarios pero me- nos maduros y más dependientes.
Por otro lado, como es lógico, los jóvenes damos importancia a la salud, las relaciones afectivas, al trabajo y a los estudios, a las prácticas de ocio y a la sexualidad. Sin embargo, la política y la religión son aspectos que no llaman demasiado la atención a la población juvenil como se deduce en la encuesta en la que la mayoría se define como católico no practicante y un número bastante alto como no creyente e incluso indiferente.
En general, según mi criterio, los jóvenes mantenemos un alto nivel de satisfacción con nuestra vida y parecemos gozar de un buen esta- do de ánimo. Así lo demuestra el hecho de que en tomo a siete de cada 10 lo califiquen con términos positivos, como alegre, animado, etc, etc. Pero también existe un 30% que lo valora negativamente.
No debemos olvidar que la juventud es también un periodo difícil. Como he mencionado al principio, es un periodo de luces pero también de sombras. En los últimos años se ha incrementa- do la anorexia en la población juvenil y son muchos los casos de depresiones debido a estados de ánimos negativos, estrés, situaciones afectivas problemáticas, planes frustrados. . .
En mi opinión, la principal causa de esta visión negativa de nuestro esta- do de ánimo radica en un bajo nivel de autoestima. Como comprobamos, son muchos los trastornos emociona- les: minusvaloración de la persona, sentimiento de inferioridad... que se producen durante estas edades. Estos deben ser controlados desde un principio para evitar que se con- viertan en verdaderos problemas que dificulten la vida del joven y necesiten ser tratados en profundidad. En este momento, la figura de la familia, de las personas allegadas, es primordial como apoyo ante los obstáculos. Pero sobre todo es fundamental la forma en que nos valoramos. Debemos hacerlo siempre en la medida de nuestras capacidades y no tratar de exigimos lo imposible pues esto nos convertirá en una persona siempre insatisfecha consigo misma.
A pesar de todo esto, de ser un periodo lleno de inquietudes, decisiones, obstáculos que se nos interponen dificultan- do nuestro camino, la juventud es también una etapa viva, repleta de luces, de ilusiones, de esperanza. Por todo ello, para concluir, me gustaría destacar la importancia que ésta tiene dentro de la vida del ser humano, ya que representa nuestro futuro colectivo, nuestro futuro motor de vida, por lo que todos estamos implicados. De este modo, la educación puesta en manos de la sociedad desempeña el papel clave a la hora de construir un mundo verdaderamente mejor.

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