viernes, 4 de mayo de 2012

AMOR SE ESCRIBE CON “R” DE RECOMPENSA.


AMOR SE ESCRIBE CON “R” DE RECOMPENSA
INTRODUCCION
Estamos subiendo por la escalera del amor. (Señalar el decorado)
Repasemos hasta aquí los peldaños que ya hemos subido. (Hacer un repaso rápido en tres minutos de los conceptos principales de los dos temas anteriores).
Antes de hablar de RECOMPENSA, que es el último paso para hallar el verdadero AMOR, hoy debemos prepararnos para ello eliminando algunos obstáculos para alcanzar la felicidad. Las perlas se producen a consecuencia de las lesiones sufridas por ciertos moluscos, especialmente por las ostras perlíferas o madreperlas. Si un cuerpo extraño, que puede ser un grano de arena u otra cosa, se introduce en el interior del molusco, la madreperla cubre dicho cuerpo extraño con finas capas de materia calcárea hasta que, finalmente, éste adquiere un lustre perlino. El molusco envuelve en nácar al diminuto objeto extraño que lo atormenta hasta que, poco a poco, se forma la preciosa perla. De tanto sufrimiento, se produce un objeto hermoso. Las perlas siempre fueron consideradas como objetos preciosos. En los días de Cristo ocurrió un incidente que ha pasado a la historia. La reina Cleopatra (de Egipto), en una cena con Marco Antonio se arrancó de la oreja una perla, avaluada en 120,000 dólares, la disolvió en vinagre y luego se bebió la costosa pócima en honor del igualmente licencioso romano.
I.            LA PERLA DE GRAN PRECIO
a.         Cristo utilizó los elementos de la naturaleza para enseñar grandes verdades espirituales. En una oportunidad contó una parábola relacionada con una perla preciosa. Mat. 13:45,46.
b.         Alguien una vez entendió mal la parábola y pregunto que si para heredar el reino de los cielos había que vender todas las posesiones ¡No! Eso no es lo que Cristo quiso enseñar.
c.          El significado de la Parábola:
                    i.            La perla de gran precio es Cristo.
                 ii.            Es digno de resaltar el hecho de que la perla es el producto del sufrimiento de un molusco. Así también, los grandes sufrimientos que tuvo que padecer el Hijo de Dios, con mucha razón lo convierten en "la perla de Gran precio".
d.      La parábola ilustra el plan de salvación. El mercader estuvo dispuesto a dar todo lo que tenía para adquirir la perla preciosa.
e.      Aunque la salvación no puede comprarse, sin embargo, algunos deben pagar el precio del orgullo, del materialismo, de los malos hábitos, y hasta el precio de su familia y de sus amigos.
f.        San Pablo lo entendió así. (HI. 3:8)
g.      En un mundo materialista donde los comercios hacen "ofertas"el ser humano piensa aplicar el mismo método a la vida cristiana. Eligen una religión cómoda, que les presente "ofertas"; una religión sin renunciamientos, donde pueden hacer lo que quieren.
No podemos heredar el reino de los cielos mientras retenemos el pecado en nuestro corazón.
Ilustraciones Bíblicas:
En la Biblia encontramos muchos casos de personas que tuvieron que decidir entre sus posesiones, su familia, su trabajo, su religión y la Perla de Gran Precio, que nos da la felicidad.
Mat. 19:16-23 - El caso del joven rico.
¿Este joven quería la Perla de Gran Precio? ¡Sí! El quería la eternidad, pero amaba más las cosas materiales que al Redentor. Aceptaba a Jesús como Mae­stro mas no como Redentor. Amaba más el status social que a Dios. Estaba más preocupado del "qué dirán" que lo que Dios pensaba de él.
El Caso de Saulo de Tarso.
Saulo, poseía gran educación y tenía la religión de sus padres. Era muy celoso en el cumplimiento de todos los mandamientos judíos.
Estaba seguro que la mejor forma de agradar a Dios era persiguiendo a los cristianos.
Era sincero en lo que creía. Cuando Dios lo llamó estuvo dispuesto a escuchar su voz. Solo precisó tres días para entregar su vida a Cristo.
El Caso del Carcelero de Filipos.
Cuando Pablo aceptó el evangelio, toda la ciudad se volvió contra él y fue encarcelado junto con Silas.
San Pablo seguía predicando en la cárcel por medio de los cantos.
El carcelero quiso ser feliz: "Yo quiero comprar la Perla de Gran precio". Se dijo para sí. Se bautizaron el carcelero y su familia. Le importó más su salvación que su empleo. El sabía que Dios lo estaba llamando.
II.            CIENTO OCHENTA MILLONES DE DÓLARES FOR UNA PERLA
Ilustración: Algunos años antes de estallar la guerra mundial se estaba dictando un ciclo de conferencias en Japón. Asistió allí una señorita de la alta sociedad. Sus padres eran condes. La señorita era hija única. Tenía una amplia cultura, pues poseía el doctorado en Filosofía, hablaba japonés, alemán, francés e inglés
Después de escuchar las conferencias se convenció de la verdad bíblica. Resolvió abandonar el shintoísmo para abrazar la verdad enseñada por la Iglesia Adventista, aceptando incondicionalmente a Jesús como Salvador personal. Comenzó a guardar el sábado y a esperar la Segunda Venida de Cristo.
Cuando sus padres se enteraron de que había cambiado de religión comenzaron sus dificultades. Vivía en un palacio, acostumbrada a una vida de lujos, sin saber lo que eran las tareas domésticas pues abundaba el personal de servicio. El padre la llamó y le dijo:
-"Hija mía, tú no puedes seguir con esa religión cristiana Adventista ¿Cómo puedes abandonar el shintoísmo? Bien sabes que soy Conde. Lo que pensará la sociedad ¡Qué dirán las esferas gubernamentales de esa religión fanática, cuando todos son shintoistas aquí?
Con cariño la hija trato de convencer al padre que solo la Biblia personifica la verdad Divina y que ella solamente podía creer en Dios como revelado en ese libro y en Jesús como su Señor. Pero los prejuicios le impidieron al padre ver la belleza del plan de salvación. Casi diariamente la joven tenía serios disgustos. Hasta que cierto día el padre le dijo a su hija que si no renunciaba a la religión tendría que abandonar el hogar. La madre quiso intervenir en favor de la hija, pero no tuvo éxito. El padre le dijo al final:
-"Tienes dos horas para preparar tus valijas y abandonar este lugar". Angustiada, la señorita tuvo que preparar sus valijas sola pues fue la primera vez en su vida que el padre había ordenado que nadie la ayudase. En sus oídos resonaban las palabras de Jesús nuestro Señor: "Quien ame a padre, o a madre, más que a mí, no es digno de mí". Y esto la animó a cantar el himno [En este momento el solista canta la primera estrofa del Himno N° 265. Luz solo de escenario].
"Yo te seguiré, oh Cristo,
Donde quiera que estés;
Donde tú me guíes, sigo;
Sí Señor, te seguiré.
Yo te seguiré, Oh Cristo!
Tú moriste para mí.
Aunque todos te negaren,
Yo, Señor, te seguiré. "
Después de reunir todas sus pertenencias, tomó el dinero que tenía y lo coloco en la cartera. En ese momento llegó el padre con la orden de que llevase ella misma sus valijas hasta el auto que la esperaba y que se fuese del hogar. El coche la llevó hasta una plaza y la dejó allí, como el padre había ordenado. Se encontró perpleja y sola. Se puso a pensar. Se le ocurrió alquilar un cuarto en un hotel. Así Io hizo. De pronto se dijo a sí misma.
-"Sé hablar Alemán, Ingles y Francés. Voy a dar clases de idiomas y me ganaré la vida así", Efectivamente, colocó el aviso en el diario y fue así. Vivía sola pero tranquila, guardando el sábado como fiel hija de Dios, hasta que cierto día se detuvo un auto frente a su casa y vio descender su padre. La abrazó llorando y le dijo:
-"Hija, estos tres meses que estuviste ausente de casa fueron un infierno para tu madre y para mí. Hemos llorado todos los días y no podemos vivir más sin ti. Vuelve a casa y sigue tu religión. Haz lo que quieras cuando vuelvas a casa. Solo te pido una cosa: Cuando yo muera -cosa que puede suceder en cualquier momento pues los médicos dicen que no sobreviviré a otro ataque de corazón- quema incienso a mi espíritu de acuerdo al rito shintoísta."
Este pedido se debía al hecho de que los shintofstas creen que muerto el padre su espíritu se transforma en una especie de Dios intermedio entre Dios y sus hijos. Esto los obliga a quemar incienso en su honor en ciertas ocasiones.
-La hija le respondió:
-"Papa, yo te quiero mucho, como también a mama. Deseo volver a casa. Pero no puedo prometer Io que me pides pues faltaría al primero y segundo mandamiento que dicen que no tengo que tener otros dioses o imágenes. ¿Cómo podré cumplir con tu deseo, honrando tu imagen como la de una divinidad? Esto es contrario a la Santa Biblia y no podre hacerlo sin cometer pecado."
El padre, un tanto airado repuso:
-¡Tendrás que hacerlo!
La hija le respondió con toda sinceridad y amor.
-"Papa, yo podría decirte que lo haré, pero una vez que tú hayas muerto no lo haría. Tú no lo sabrías, pero procediendo así' desobedecería el mandamiento noveno de la ley de Dios que manda no mentir. Dios exige que yo guarde los Diez Mandamientos. Querido papito, por eso no podré prometer lo que me pides. Pero cuidaré de ti con todo cariño, mientras vivas, porque eres mi padre.
Por segunda vez el padre quiso obligarla... irritado gritó:
-"Esta bien. Quedas desheredada. Adoptaré otra hija. Tú estás muerta para nosotros.
Pocos días después adoptó otra hija. La señorita de la historia que había aceptado a Cristo estuvo dispuesta a perder su herencia avaluada en 180 millones de dólares antes que perder a Cristo, la Perla de Gran Precio. El camino para ella se presentaba algo duro, pero sabía que el Señor la esperaba al final del camino.
[El solista, canta la segunda estrofa y el coro del himno N° 265].
Un tiempo después este hombre murió repentinamente y de acuerdo con la amenaza hecha había legado toda su fortuna de ciento ochenta millones de dólares a la hija adoptiva. La hija legítima no lamentaba la perdida de la herencia, por el contrario decía: -"Prefiero la Perla verdadera de la salvación que los cientos ochenta millones de dólares de mi padre."
[Puede cantar en este momento la tercera estrofa y el coro del mismo himno, apagar todas las luces y proyectar vistas de la nueva Jerusalén].
CONCLUSION
Llamado a seguir a Cristo a cualquier precio; a dejar todo lo que impida ir a Jesús; a vender todo para comprar a Cristo, La Perla de Gran Precio.

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